El año pasado(2023) hice los ejercicios espirituales en línea desde mi celular,primera vez. A principio de año había comenzado con un rumor agradable, como lo que escuchas frente al mar, en los oídos. Pensé que era el llamado de Dios. Nada ni nadie pudo quitármelo (del izquierdo). Al terminarlos, con mucho llanto y espanto por reconocer pecados ocultos en mí, pude entregarme a la cruz. La pedí después de una meditación donde aparecía cubierta por el manto estrellado de la Santísima Virgen y ¡colmándome de gozo y gracias! ¡Me caí de mi pedestal. Casi pierdo mi pertenencia a la OSCD. Dejé de ser MECE, Catequista y demás movimientos. Estoy en Tepoztlán, aislada y entregada a la adoración diaria al Santísimo, en reparación por mis faltas de caridad, aprendiendo a amar como Dios!